En nombre y representación de AILPOLD tengo el placer de presentar y exponer el porqué de nuestra constitución.

Desde mi incorporación en AILPOLD he tenido la oportunidad de constatar la importancia del movimiento asociativo en el desarrollo de la política social. Desgraciadamente, las mejoras conseguidas tanto en el ámbito de los derechos sociales como en el de los servicios, hoy en día todavía se producen situaciones que ponen de manifiesto la existencia de desigualdades y que reflejan que el colectivo de personas con discapacidad constituye un sector heterogéneo que requiere de garantías supletorias para su plena integración, como es el caso del pase a la denominada segunda actividad de l@s policías locales con una discapacidad sobrevenida.

Si existe una cosa por la que vale la pena luchar es la conquista de los derechos inherentes a la dignidad humana. La Historia nos ha demostrado que la lucha por los derechos de las personas y su anhelo de justicia como una aspiración máxima de los seres humanos no ha estado nada fácil, tampoco en la actualidad.

Hace poco más de medio siglo que se proclamó, el 10 de Diciembre de 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos que comprometía, por primera vez, a la Comunidad Internacional que la adoptaba, en proclamar que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, que es por ello que han de comportase solidariamente tal como se establece en su artículo 1 de la mencionada Declaración. Estos derechos, libertad, igualdad y solidaridad, no pueden concebirse de forma separada y han de conjugarse indisolublemente unidos, ya que ninguno de ellos tiene sentido sin el referente de los otros.

De la misma forma, sólo podrán ser efectivos si esta igualdad y libertad que proclama la Declaración se fundamenta en la dignidad y en los derechos, ya que es evidente la diferencia y diversidad humana que, lejos de considerarla como un obstáculo, la debemos recibir como una riqueza. Pues de la dignidad nace la fuerza que nos hace libres y nos impulsa a la igualdad respecto al resto de ciudadanos.

La sociedad, en múltiples ocasiones identificada únicamente con el Estado y sus poderes ha de reconocer en la Ley los derechos, entre ellos el de igualdad, y los tribunales velar por su tutela eficaz; pero corresponde a todos velar por la constante reivindicación y reparación de los derechos no reconocidos o aquellos otros vulnerados tanto por las leyes como por los tribunales.

En este sentido AIL-POLD contribuye al compromiso que todos tenemos con la sociedad y la promulgación de esta Carta que se inspira del mismo espirítu que nuestra Constitución, y que tiene su origen en este nuevo ordenamiento jurídico, nacional e internacional, a la que nos estamos refiriendo apelando a nuestro legítimos representantes a reparar las desigualdades. Y en concreto, el caso de los/as policías que con una discapacidad reconocida no pueden optar al pase de segunda actividad y mantener su puesto de trabajo.

Por todo ello desde AIL-POLD os rogamos la máxima difusión de nuestras reivindicaciones.

Cordialmente,

Vicenç Flores Calero

Presidente Honorífico AIL-POLD